Un Momento Tranquilo Y Sentido, Una Historia Corta Solo Para Personas Mayores. (En inglés y español) - Diario CR
4 de junio de 2023
Un Momento Tranquilo Y Sentido, Una Historia Corta Solo Para Personas Mayores. (En inglés y español)
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Un Momento Tranquilo Y Sentido, Una Historia Corta Solo Para Personas Mayores. (En inglés y español)

– Es tarde-dijo la mujer del anciano -.

«Todas las noches es tarde, a las 11:00 p. m., medianoche, 3:00 a. m. y 4:30 a. m.», dijo el anciano.

Por las noches, la calle frente a su ventana era ruidosa, por lo que leía hasta que se cansaba, esperaba a que se calmara, y cuando sentía ese momento, se acostaba en la cama, sentía la diferencia, se dormía. Los vecinos, los nuevos vecinos, el dueño de la tienda que vende cerveza, sin licencia para hacerlo, extraños, todos sentados en la pequeña tienda de la esquina, afuera en sillas junto a las mesas, apoyados en los autos, bebiendo cerveza, cantando canciones, haciendo ruido, a todas horas de la noche. Pero lo despertaban, siempre lo despertaban, los borrachos, las bocinas de los autos y la música a todo volumen de las radios de los autos. Lo despertaban numerosas veces a lo largo de la noche, además de tener que hacer sus necesidades; y luego estaba la pequeña y gorda dama con cinco perros al lado, tenía que sacarlos tres veces por noche y corrían al parque al otro lado de la calle, a su jardín.

«La semana pasada, el anciano intentó suicidarse», dijo uno de los dos borrachos sentados en el borde de la curva al otro lado de la calle de la casa del anciano.

«¿Por qué?- preguntó su compañero.

«No podía dormir.»

«¿Por qué no?»

«No hay razón.»

«¿Cómo sabes que no había una razón? ¿Cómo sabes que lo intentó?»

Los dos borrachos se sentaron en el borde de la acera, en la curva, bebiendo dos botellas de cerveza de un cuarto de galón, mirando la casa del anciano al otro lado de la calle, en la ventana del segundo piso, donde dormía. Había otros dos borrachos durmiendo debajo de un árbol en el parque, cerca de la esquina, junto a la tienda de bicicletas, la señora al lado de la casa del anciano, sacó a sus cinco perros de su apartamento para hacer su deber, para hacer sus necesidades. Y fueron directamente al jardín del anciano, donde la tenue luz del arco los iluminó.

«Su esposa lo cuida», dijo uno de los borrachos.

«Qué importa, si se queja de todo el ruido de esta cuadra, puede regresar a Estados Unidos», dijo el segundo borracho.

«Es mejor que nos movamos antes de que mire por la ventana, piense que somos ladrones y nos dispare con su revólver.»

El anciano ahora está mirando a través de un agujero que hizo en sus cortinas.

«¿ Qué es caro?- preguntó su mujer.

«Estos borrachos de nuevo, de la tienda.»

«Estarás cansado por la mañana si te quedas despierto toda la noche.»

«De todos modos, nunca me duermo hasta que te levantas, parece que hoy en día.»

El anciano hizo un gesto con los dedos en forma de pistola, a los borrachos, que no lo vieron, «un poco más y volveré a la cama», le dijo a su esposa.

«Ahora, ¿qué estás haciendo?- preguntó su mujer.

«Más borrachos y la señora, la loca de al lado, está permitiendo que sus perros usen nuestro jardín como baño nuevamente.»

«Ven a la cama, por favor.»

«Creen que quería suicidarme, Ángel, el día que el guardia de seguridad me lo dijo, qué tonto, ¿puedes creer eso?, ¡quería matarlos a ellos, no a mí!»

«¿Cómo lo sabrían?»

«La señora de los perros, chismosa, inventa cosas, para llamar la atención, supongo.»

«Oh…ool», dijo su esposa, con voz apagada.

«Sin miedo por su alma, sin respeto, sin sangre en la cara.»

«Estoy cansada, querida, ven a la cama, te pones nerviosa por nada.»

«Dicen que tengo mucho dinero, y desean volver a Estados Unidos, y piensan que me quedo despierto toda la noche sin motivo.»

«Supongo que sí, pero ellos no tienen esposas, tú sí.»

«Una esposa no sería buena para los borrachos.»

«No puedes decirles eso.»

«Lo sé. Estoy feliz de ser viejo. Un anciano es una cosa escasa.»

«No siempre, también puede ser algo desagradable.»

«Ojalá volviera a estar tranquilo.»

El anciano miró el parque y la iglesia de enfrente desde su ventana, había retirado las cortinas, luego miró a la izquierda, hacia la tienda, donde había cuatro borrachos, todos bebiendo cervezas, apoyados en los autos.

«¿Cuándo van a terminar?»comentó el anciano, esperando que su esposa le dijera algo, que le respondiera, y miró la cama, ella se había vuelto a dormir. Luego miró el reloj, eran las 3: 00 a.m. Se acostaría en la cama en otra hora, y estaría tranquilo por un momento, y estaría exhausto y se dormiría, lo sabía, «Supongo», dijo en un susurro, como si estuviera hablando con su segundo yo, «Se trata de envejecer.»

17-04-2009 / dedicado a mis vecinos en San Juan Miraflores, Lima Perú

Versión en Español

Sentir un Momento Tranquilo

«Es tarde», dijo la esposa del anciano.

«Cada noche es tarde, a las 11:00 de la noche, en la medianoche, a las 3:00 de la madrugada y a las 4:30 de la mañana» dijo el anciano.

Afuera de su ventana, ahora en las noches, la calle estaba ruidosa y por eso él leería hasta cansarse, esperando que ésta se volviera tranquila y cuando él sentara ese momento, él se tiraría en la cama; él sentiría la diferencia y entonces se quedaba dormido. Los vecinos, los nuevos vecinos, el dueño de la tienda vendiendo cerveza-sin licencia-a extraños, todos sentados afuera en sillas por las mesas en la pequeña esquina de la tienda, recostados en los carros, bebiendo cerveza, cantando canciones, haciendo bulla, todas las horas de la noche. Por ello él se despertaría, siempre se despertaría, debido a los borrachos, a las bocas de los carros y a la música alta de las radios de los carros. Él se despertaría muchas veces durante las noches, por estos motivos, aparte de tener que ir al baño; y luego había una pequeña señora gorda de la casa del costado con cinco perros, ella tendría que sacarlos fuera de su casa tres veces en las noches y ellos correrían a su jardín, que estaba por el parque cruzando la calle.

«La semana pasada el anciano trató de suicidarse», dijo uno de los dos borrachos sentados al filo del sardinel que estaba cruzando la calle al frente de la casa del anciano.

«¿Por qué?»preguntó su compañero.

«Él no podía dormir»

«¿Por qué no?»

«No hay ninguna razón»

«¿Cómo es que sabes que no hay ninguna razón?»»¿Cómo es que sabes que él si lo intentó?»

Los dos borrachos sentados al filo de la acera, encima del sardinel bebían dos botellas de cerveza, mirando a la casa del anciano al frente de la calle, mirando a la ventana del segundo piso, donde él dormía. Habían otros dos borrachos durmiendo bajo un árbol en el parque, cerca de la esquina, por la tienda de bicicletas; la señora de la casa contigua a la del anciano sacó a sus cinco perros para que hicieran sus necesidades, y ellos fueron directamente al jardín del anciano, donde las luces del arco estaban prendidas.

«Su esposa lo cuida», dijo uno de los borrachos.

«Qué importa que él se queje de toda esa bulla en su cuadra, él puede volver a Norteamérica» dijo el otro borracho.

«Mejor nos vamos antes que él mire por su ventana, y nos dispare con su revólver pensando que somos rateros».

El anciano ahora estaba mirando a través del hueco que hacía en sus cortinas.

«¿Qué es esto querido?»preguntó su esposa.

«Estos borrachos de nuevo, los de la tienda».

«Estarás cansado mañana si te quedas despierto toda la noche».

«Nunca llego a dormir de todas formas hasta que tú te levantes, eso parece en estos días».

El anciano hizo señas con sus dedos en forma de pistola a los borrachos, ellos no lo vieron, «un poco más y volveré a la cama» él le dijo a su esposa.

«¿Qué estás haciendo ahora?»preguntó su esposa.

«Más borrachos y la señora, esa loca de la casa del costado, está dejando que sus perros usen nuestro jardín como si fuera su baño de nuevo».

«Ven a la cama, por favor».

«Ellos piensan que quise suicidarme, Ángel, el vigilante del día me lo dijo, qué tontos, ¿puedes creerlo? ¡Quiero matarlo a ellos, no a mi!»

«¿Cómo lo sabrían ellos?»

«La señora de los perros, ella chismosea, inventa cosas, para llamar la atención me imagino».

«Ah…ah…»dijo su esposa con una voz apagada.

«No tienen miedo por sus almas, no respeto, no tienen sangre en sus caras».

«Estoy cansada querido, ven a la cama, tú te preocupas mucho por nada».

«Ellos dicen que tengo un montón de dinero y desean que regrese a Norteamérica, y piensan que estoy despierto toda la noche sin ninguna razón».

«Me imagino que si, pero ellos no tienen esposas, tú sí tienes».

«Una esposa no sería bueno para un borracho».

«No puedes decirle eso a ellos»

«Lo sé. Estoy feliz de ser un viejo. Un anciano es una cosa rara».

«No siempre, puede ser una cosa fea también».

«Desearía que fuera tranquilo de nuevo».

El anciano miró desde su ventana al parque y a la iglesia al frente de su casa, había corrido las cortinas, luego miró a la izquierda, abajo hacia la tienda donde estaban los cuatro borrachos, todos tomando cerveza, recostados en los carros.

«¿Cuándo van a terminar?»calculó el anciano, esperando que su esposa dijera algo, le respondiera a él y luego miró hacia la cama, ella se había quedado dormida. Él entonces miró al reloj, eran las 3: 00 de la mañana. Él se recostaría en la cama en una hora, afuera estaría tranquilo por un momento y él estaría tan agotado que se quedaría dormido, él lo sabía esto, » Me imagino…»él dijo en un susurro, como si estuviera hablando a sí mismo,»…que es todo sobre envejecer».

17-Abril-2009 / dedicado a mis vecinos en San Juan Miraflores, Lima Perú



Source by Dennis Siluk Dr.h.c.